¿Quiénes somos?
Somos una iglesia cristiana evangélica autónoma, que nos establecimos en Montornès Nord en el año 1969. Nos llamamos «iglesia» porque somos un conjunto de personas diferentes, unidas por una misma esperanza. Somos de todas las edades, de oficios y gustos muy dispares. Algunos somos catalanes, otros procedentes de otras autonomías, y de otros países. Algunos nacimos en hogares evangélicos, otros fuimos criados en el Catolicismo, otros en familias no creyentes. Ahora a todos nos une el haber entablado una relación personal con Dios por medio de Jesucristo. Y no sólo tenemos en común una forma de culto, sino que somos una gran familia, que comparte metas, alegrías, preocupaciones, oración, comidas, actividades… Nos llamamos «cristiana» porque nuestra esperanza está únicamente en Cristo Jesús, que es nuestro Señor, Salvador y Maestro. Por medio de Él, que es el único Mediador entre Dios y los hombres, tenemos perdón, amistad con Dios y la seguridad de la salvación. Por eso nuestro lema es: «No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor» (2ª Corintios 4:5). Y por último nos llamamos «evangélica» porque es en la Biblia donde encontramos que Dios ha hablado a los hombres, para darnos esta Buena Noticia. Para nosotros no es un tomo sagrado para guardar en el estante, sino un libro de consulta diaria, vivo, actual y desafiante. Ella es la fuente de nuestra fe y la guía de nuestra conducta: la autoridad de nuestra vida. Su eficacia para dar sentido a la vida y transformar los corazones la experimentamos constantemente. Por eso perseguimos ser fieles a sus enseñanzas, libres de prejuicios teológicos y denominacionales. La Palabra de Dios compara a la Iglesia con un cuerpo, en el que Cristo es la cabeza y nosotros los diferentes miembros, capacitados con dones espirituales, a fin de edificarla bajo la guía del Espíritu Santo. Nuestro objetivo es ser una iglesia bíblica, columna y baluarte de la verdad.
¿Qué creemos?
a) Las Sagradas Escrituras – Creemos que las Sagradas Escrituras en sus documentos originales, inspirados por Dios en su totalidad, sin error, son dignas de toda confianza y deben constituir nuestra suprema autoridad en todo lo concerniente a nuestra fe y conducta.
b) Dios – Creemos que hay un solo Dios, único vivo y verdadero, personal, eterno, perfecto en justicia, infinito en poder, sabiduría y bondad, el cual es creador y sustentador de todo lo que existe, el Soberano. Que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los cuales son iguales en sustancia, atributos divinos y gloria, existen eternamente en la unidad de la Deidad.
c) Cristo – Creemos que Jesucristo es Dios manifestado en carne. En Él concurren dos naturalezas: la divina, con todos sus atributos y la humana en absoluta perfección, constituyendo una sola persona indivisible. Creemos en su nacimiento virginal, su vida sin pecado, sus milagros, su muerte vicaria y expiatoria, su resurrección corporal, su ascensión, su obra de mediación y su segunda venida personal, manifiesta en gran poder y gloria.
d) El Espíritu Santo – Creemos que el Espíritu Santo de Dios, convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio, da nueva vida al pecador y santifica al creyente, morando en él como prenda y garantía de su salvación eterna, para consolarlo, fortalecerlo y conducirlo en una vida de obediencia a Dios. Creemos, asimismo, que el Espíritu Santo enriquece a la Iglesia con dones espirituales, que Él mismo reparte según su voluntad para la edificación del Cuerpo de Cristo, al cual se une y guía en el cumplimiento de la misión que le fue encomendada por Jesucristo.
e) La Expiación – Creemos que la muerte de Cristo (derramando su sangre y entregando su vida al Padre hasta la muerte) tuvo como objeto la expiación (llevar el castigo) de los pecados de los seres humanos y que, solo en virtud de los méritos de su muerte, puede el hombre ser reconciliado con Dios y plenamente salvado.
f) La regeneración o nuevo nacimiento – Creemos que todo ser humano es pecador por naturaleza, con una tendencia innata al pecado y una conducta pecaminosa, y que, como consecuencia, está destituido de la gloria de Dios y muerto en sus delitos y pecados. Creemos que solo la acción del Espíritu Santo puede transformarlo, dotándolo de una nueva naturaleza mediante la regeneración, requiriendo Dios por parte del individuo el arrepentimiento y la fe en el Señor Jesucristo, que son indispensables para ser salvo (recibir la salvación y perseverar en ella). Creemos también que la nueva vida de la persona regenerada es asimismo sostenida, por el Espíritu Santo, el cual prosigue su acción santificadora en el creyente capacitándole para vivir santamente y servir a Cristo.
g) La Iglesia – Creemos que todos los redimidos constituyen la Iglesia Universal y son miembros del cuerpo cuya cabeza única es Cristo. Creemos que una iglesia – asamblea local – es una agrupación de creyentes en Cristo, bautizados según las enseñanzas del Nuevo Testamento, unidos bajo la dirección sagrada del Espíritu Santo para tributar culto a Dios, promover la edificación de sus miembros, practicar las ordenanzas de Cristo y difundir el Evangelio.
h) La vida futura – Creemos que, con Cristo, el Reino de Dios vino a este mundo y que este Reino hallará su plenitud y consumación total en la próxima Venida de nuestro Señor Jesucristo. Creemos en el retorno visible de nuestro Señor Jesucristo en poder y gloria, en la resurrección de los muertos y en el juicio final. Creemos en unos cielos nuevos y una tierra nueva y en el Reino eterno de Dios. Creemos que las almas de los que han confiado en Cristo para su salvación, al morir, pasan inmediatamente a la presencia del Señor, donde permanecen en estado de consciente bienaventuranza hasta la resurrección del cuerpo de entre los muertos, en la venida de Jesucristo para arrebatar a su iglesia, cuando el alma reunida al cuerpo estará para siempre con el Señor. Las almas que rechazan el Evangelio quedan después de la muerte en miseria de perdición hasta el juicio final, cuando el alma y el cuerpo resucitado serán destinados a la condenación eterna.